la primera vez que llevaba uno (abierto)
nos mojamos un poco pero mereció la pena; agarrada al mango con ambas manos, la cabeza pegada a la tela y una sonrisa de triunfo
ya podemos comprarle uno, mejor transparente para que vea dónde va, o tal vez prefiera seguir así escondida...
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gracias por dedicarme un momento, me encantará leerte